En DUV pensamos que los videojuegos y el porno tienen más en común de lo que nos imaginamos. En este post vamos a indagar y descubrir su verdadero vínculo. En primer lugar, la relación entre pornografía y videojuegos se hace evidente cuando descubres que Fortnite fue uno de los términos más buscados en páginas porno durante el 2018, Overwatch en 2019 y APEX Legends en 2020 mientras que Pokemon Go y The Legend of Zelda o Tom Rider son otros fetiches muy populares.

El 42% de la población española entre 6 y 64 años se considera jugador/a (ADESE, 2019). Muchos hemos crecido jugando a sagas legendarias y debemos reconocer que nos lo hemos pasado muy bien. Sin embargo, hay que saber diferenciar entre lo que significa echarse una partidilla al Mario Kart o dejar de ir a trabajar/estudiar para echarte la siguiente al LoL (League of Legends). La adicción a los videojuegos está relacionada con un sinfín de problemas, como la disminución de la satisfacción vital, la soledad, la reducción de la competencia social, (Lemmens et al., 2010) el menor rendimiento académico, el aumento de la impulsividad, (Gentile, 2009) el incremento de la agresividad (Griffiths et al., 2012) y el aumento de la depresión y la ansiedad (Mentzoni et al., 2011). De hecho, la OMS reconoció en 2019 la adicción a los videojuegos como un trastorno real.

Ya hemos visto que la adicción a los videojuegos existe y puede llegar a ser un gran problema, pero ¿cuál es la verdadera relación con la pornografía? Un estudio transversal de Laura Stockdale y Sarah M.Coyneif publicado en el Journal of Affective Disorders (2018) muestra que un uso excesivo de videojuegos aumenta las probabilidades de hacerse adicto a la pornografía y viceversa.

La correlación entre los videojuegos y el contenido sexual para adultos se debe a que ambas fuentes de estímulos, principalmente visuales y auditivos, afectan al mismo centro de placer en el cerebro, específicamente el estriado ventral, que ayuda a provocar las buenas sensaciones que se tienen cuando se hace algo bueno. La pornografía y los videojuegos son actividades que se puede hacer en el mismo entorno (solo, en una habitación con internet), y ambas son fuentes de satisfacción inmediata y escapismo (Johnson, 2020).

Este estudio está íntimamente relacionado con el del Dr. Phillip Zimbardo y Nikita Duncan. En 2012 publicaron un libro que hablaba del ocaso de los hombres “The Demise of Guys” donde tras estudiar a 20.000 jóvenes, concluyeron que el abuso de la pornografía y los videojuegos habían sido los mayores causantes del creciente fracaso escolar/universitario masculino, el aumento de la incapacidad para relacionarse con personas de diferente género y el fracaso de las relaciones románticas.

De acuerdo con Zimbardo, “las consecuencias podrían ser dramáticas: el uso excesivo de los videojuegos y la pornografía está creando una generación de chicos con aversión al riesgo que son incapaces (y no están dispuestos) a navegar por las complejidades y los riesgos inherentes a las relaciones de la vida real, la escuela y el empleo.” Esta situación desembocaría en lo que él denomina como una “trampa de la excitación”.

En el mismo estudio apunta que las adicciones al porno y a los videojuegos son «adicciones a la excitación», diferentes a las de las drogas y el alcohol. Mientras que los drogodependientes necesitan cantidades crecientes de una sustancia, siguen deseando la misma sustancia una y otra vez, mientras que los “adictos a la excitación” necesitan una intensidad y una variedad de estímulos cada vez mayores (efecto Coolidge).

La trampa perfecta: videojuegos porno

El efecto Coolidge conduce a un deseo de estímulos cada vez más intensos, lo que lleva a los adictos a buscar videojuegos y porno más violento y extraño para calmar el ansia de novedad. Aunque estas adicciones están entrelazadas, solían requerir estímulos separados para saciarse, pero incluso eso está cambiando. El mercado siempre encuentra su hueco y las dos adicciones han empezado a fusionarse en forma de videojuegos pornográficos y porno con temática de videojuegos, lo que permite al adicto saciar ambas necesidades simultáneamente, desencadenando un verdadero espectáculo de fuegos artificiales de dopamina, al menos hasta que el espectador se insensibiliza (Johnson, 2020).

Cómo hemos mencionado al principio, la pornografía con temática de videojuegos está en alza. Por otro lado, MindGeek, que es propietaria de varios sitios porno, ha puesto en marcha su propia plataforma de distribución en línea, pero para videojuegos pornográficos. Un cocktail irresistible, una telaraña química perfecta, que atrapa a los jóvenes en un ciclo de evasión y aislamiento infinito.

Existen problemas físicos que resultan de este tipo de adicciones. Hay pruebas de que puede provocar una disfunción sexual debilitante en los hombres jóvenes, llamada disfunción eréctil inducida por el porno (PIED), un término acuñado por el Dr. Abraham Morgentaler, profesor clínico asociado de urología en la Facultad de Medicina de Harvard, una aflicción que puede empeorar a medida que la adicción a los videojuegos se alimenta de la adicción al porno en un círculo vicioso de liberación de dopamina (Johnson, 2020).

Muchos médicos informan de que hay más hombres jóvenes que acuden a ellos con disfunción eréctil, y creen que la causa es, al menos en parte, este aumento del escapismo virtual en los hombres jóvenes. La web de YourBrainOnPorn.com ofrece un artículo más de 35 referencias científicas sobre los efectos de la pornografía con disfunciones sexuales, menor satisfacción con el sexo y las relaciones.

Hipersexualización y discriminación de la mujer

De la misma forma que la pornografía no solo afecta a quien la consume, sino a toda la sociedad (promueve la cultura de la vejación a la mujer, daña las relaciones personales, deshumaniza el sexo, veta la importancia del consentimiento, etc…), con los videojuegos pasa algo parecido.

Los videojuegos son un componente lúdico de la sociedad, cada vez más popular y que mueve mucho dinero, es por eso que tiene una gran influencia en la cultura colectiva. Sin embargo, no es raro ver a la mujer guerrera con un pequeño bikini de triángulo para luchar contra las fuerzas del mal del universo, mientras que los personajes masculinos se protegen con monumentales armaduras. Clichés que una y otra vez se repiten. Los personajes femeninos están hipersexualizados ya que los videojuegos han sido históricamente diseñados para y por hombres – igual que el porno-, y esto, nos guste o no, está erosionando peligrosamente la imagen de la mujer.

Las mujeres se adentran poco a poco y con mucho esfuerzo en un mundo hiper masculinizado. Aunque romper con los clásicos estereotipos y con las dinámicas de poder no es sencillo. Si una empresa desarrolladora está impregnada de misoginia, o no cuenta con un equipo diverso, inevitablemente sus juegos respirarán esa misma cultura. No es algo que nos estemos inventando nosotros, Activision Blizzard (compañía de videojuegos mundialmente famosa) fue recientemente demandada por tener una cultura de la discriminación donde algunos empleados varones ebrios sometieron a las mujeres a insinuaciones no deseadas; en este mismo informe se destaca la falta de mujeres en puestos de liderazgo; la desigualdad salarial; y la falta de acción de RRHH y la gerencia en torno a quejas de acoso. El propio CEO, Bobby Kotick, era conocedor de muchos de los casos de acoso y no tomó medidas. La hipersexualización de los personajes de World of Warcraft (WoW) no parece tanta casualidad cuando los propios desarrolladores han sido demandados por acoso. El informe también señala específicamente las acciones del ex director creativo senior de WoW, Alex Afrasiabi, a quien «se le permitió incurrir en un flagrante acoso sexual con poca o ninguna repercusión».

A pesar de que en España un 42% del total de jugadores son mujeres, las gamers aún tienen que romper con muchos estereotipos y enfrentarse a comentarios y comportamientos discriminatorios. El 59% de jugadoras admiten que no especifican su género para no sufrir acoso online. El 44% de las encuestadas afirma que han recibido peticiones sexuales indeseadas. Si estás leyendo esto y eres gamer, de cualquier género, sabes perfectamente de lo que hablamos. Lo mismo sucede en la industria en la que menos del 17% son mujeres.

¿Quiere decir esto que todos los videojuegos son machistas y corruptos? Obviamente no, hay juegos que son auténticas obras de arte con muchísimo esfuerzo detrás, narrativas emocionantes y horas de entretenimiento aseguradas, sin embargo, existe hipersexualización en muchos de ellos por no mencionar las barreras que sufren las mujeres para entrar en la industria y para jugar. Todavía queda mucho por trabajar, y los videojuegos pornográficos son otro claro ejemplo de que no vamos por el camino de la igualdad y el respeto mutuo.

 

Mónica López Calero / Business Analyst