En la primera semana de marzo, Françoise Verges, politóloga francesa antiracista y feminista, escribió un artículo en Le Monde, con motivo de un encuentro con mujeres de la industria pornográfica que denunciaban la violencia racial que habían sufrido. Aunque describe el poder económico de la industria pornográfica, denuncia en este artículo el dinero que ha movido específicamente el racismo en el mundo de la pornografía. También expone que el hecho de que se realicen grabaciones explícitamente racistas y se organicen las categorías de forma racializada, refleja que la sociedad actual (ella habla de Francia y de su historia como país colonial) ejerce violencia racista.
Como todas las webs que ofrecen contenido pornográfico a sus usuarios, Pornhub ofrece contenido clasificado en categorías, y cuantas más, mejor. De esta forma, logran que los consumidores encuentren aquello que desean de forma más rápida, les permite conocer qué tipo de contenido se consume más y sobre todo porque la variedad estimula enormemente nuestro cerebro. Un ejemplo de estas categorías podría ser buscar un video de “hombre musculoso” o “mujer tatuada”.
Sin embargo, si analizamos los resultados del año 2022, según el Year Review de Pornhub, nos encontramos que algunas de las categorías más populares muestran contenido agrupado de forma racial. Por ejemplo, las categorías “Ebony” (Negro), “Japanese” y “Asian” se encuentran en el top 15 de categorías visitadas a nivel mundial. Por otro lado, en las búsquedas más comunes de “palabras gays” encontramos que las categorías “Pinoy”, “Black”, “Asian” y “Japanese” se encuentran entre las primeras posiciones. En las búsquedas por “categorías gays”, “Black” es la segunda categoría más vista, y la etiqueta “Interracial” se encuentra en sexto lugar. Así pues, no deja de sorprender que mucho del contenido más visto en una de las webs pornográficas con el mayor número de visualizaciones y usuarios del mundo, esté clasificado de forma racial.
Pero lo que denuncia Françoise Verges -y que aquí tratamos- no son los gustos sexuales de la población mundial sino la relación entre la violencia sexual y el racismo. Este vínculo es evidente ya que, en las grabaciones, el sufrimiento de estas mujeres se trata de hacer visible en forma de llantos, gritos de dolor, bofetadas y violaciones.
Un artículo publicado en The New York Post denuncia también la cantidad de títulos como “Adolescentes negros explotados” y “esclavo negro” que sugiere la web antes citada a sus usuarios. También denuncian la cantidad de vídeos antisemitas, con títulos explícitos y hardcore, que uno puede encontrar en la web. Estos vídeos son subidos, además, por usuarios verificados y con los que las web realizan anuncios monetizados. Son títulos que escandalizan y repugnan, pero más horripilante es el daño que estos vídeos pueden provocar en las personas, especialmente niños y jóvenes, que se encuentran con este tipo de contenido.
Louise Perry, en su reciente libro Contra la revolución sexual, afirma que «muchos compradores de sexo son profundamente racistas y no se esfuerzan por ocultarlo, hablando abiertamente y con crudeza de su desprecio por las mujeres a las que compran sexo».
Actualmente, solemos escuchar a muchos expertos que afirman “dime lo que comes y te diré quien eres”. La alimentación repercute en nosotros en la medida en la que todo nuestro cuerpo lo absorbe y se nutre de ello. Por la misma regla de tres, podríamos decir hoy “dime lo que ves y te diré quien eres” porque lo que nuestros ojos miran, alimenta nuestra mente y nuestro cerebro. Además de que, permitiendo el consumo, aceptamos la grabación de este tipo de contenido y perpetuamos el sufrimiento de tantas personas que son explotadas detrás de las cámaras.
Muy bueno