La Universidad de Santiago (España), a través de su facultad de Ciencias de la Educación, ha llevado a cabo un estudio titulado Adolescencia, Tecnología, Salud y Convivencia, que pretende “realizar un diagnóstico del uso que los adolescentes gallegos hacen de las Tecnologías de las Relaciones, la Información y la Comunicación” (TRIC). En el trabajo destacan los datos sobre el consumo de pornografía, acompañado de fenómenos como el sexting o el grooming.
El estudio se ha realizado con más de 10.000 alumnos de 59 centros educativos de Galicia de entre 12 y 18 años. En el trabajo se afirma que uno de cada cuatro niños de 12 a 14 años consume pornografía, lo cual implica que un 25% de adolescentes comprendidos entre 6º de Primaria y 2º de la ESO ven este tipo de contenidos. Aunque los chicos duplican en número a las chicas, entre ellas también crece el consumo.
La sexualidad es intrínseca y natural al ser humano. No nos escandaliza. Crecer en ella es madurar. El problema de que sea la pornografía la que eduque a los adolescentes es que les muestra una sexualidad deshumanizada e irreal, ya que los contenidos pornográficos carecen de afectividad o emotividad. El estudio manifiesta que cada vez se consumen contenidos más agresivos y extremos, y que se comienza antes.
Alejandro Villena, psicólogo experto en sexualidad y director de investigación de Dale Una Vuelta advierte de los peligros de la exposición a contenidos sexuales a una edad tan temprana: “Los adolescentes consumen contenidos cosificantes, agresivos y humillantes, con agresiones grupales y porno de violación, y luego replican en su vida real lo que ven en la pantalla. Legitimizan y normalizan la violencia e incluso la hacen heroica. De ahí vienen las manadas”.
La edad media de acceso al primer móvil está en los 11,41. El 62% de los estudiantes confiesan tener una “doble vida” en redes sociales, esto es, una cuenta blanca de cara a sus familiares y otra, que un 41% reconoce tener pública en la que no está incluida la familia. Ningún padre cree que su hijo tiene un problema con el consumo de pornografía y apenas llegan al 19% los que reconocen poner límites o algún tipo de control sobre los dispositivos de sus hijos.
Al consumo problemático de contenidos sexuales se unen comportamientos preocupantes. El 7,35% de los estudiantes dice haber sido víctima algún tipo de chantaje relacionado con el sexting. Uno de los profesores participantes en el estudio declara: “El sexting está absolutamente naturalizado y lleva a la extorsión sexual (…) Yo tengo alumnas de bachillerato que están en plataformas como OnlyFans”. El 12% han sido víctimas de grooming, es decir, de acoso por de un adulto a un menos por medios digitales. Casi el 20% de las chicas y el 7% de los chicos admiten haber sido víctimas de presión para enviar vídeos o fotos de tinte sexual.
Lo que a todos escandalizaría en la vida real está permitido y normalizado en los espacios virtuales sin ningún tipo de problema. La normalización de estos contenidos y comportamientos hace creer a los jóvenes que el sexo es como ven o “viven” a través de las redes. No nos podemos llevar las manos a la cabeza cuando los valores que vende la pornografía se explicitan en la sociedad si no ponemos solución y límites al consumo problemático que hacen nuestros jóvenes de las redes sociales.
Estos nuevos estudios nos ofrecen resultados similares a otros muchos que se han realizado recientemente. ¿Cuántos más son necesarios para acercarnos con valentía a esta situación y poner soluciones entre todos? La repercusión social de este problema joven está en nuestros hogares, en nuestros barrios, en nuestros centros educativos.
Referencias:
Uno de casa cuatro niños de 12 a 14 años consume porno: “Replican lo que ven y de ahí vienen las manadas”. El Mundo
El 12% de estudiantes de la USC dice haber sufrido acoso sexual online siendo menores y el 53% admite ver pornografía. Europapress.