Este texto se basa en el vídeo “Drogas y rodajes porno”, elaborado por Ismael López, periodista e investigador, autor de Escúpelo, un libro sobre la industria porno en España. El vídeo con el material completo lo puedes encontrar aquí.
Sabrina, con esto lo harás mejor
Sabrina lleva en activo desde los 20 años y nunca ha dejado de grabar porno, sin embargo, también ejerce como informante sobre los abusos que ha experimentado en la industria a lo largo de su trayectoria. Gran parte de este contenido proviene de información que ella misma me ha transmitido.
Su nombre no es real. No puede permitirse enfrentarse a las posibles represalias, es una forma de control que las productoras en las que ha trabajado y donde ha sufrido los abusos utilizan para controlar lo que se filtra. Es algo aparentemente común en la industria pornográfica. Se controla lo que se dice y quién lo dice.
Esta vez hablamos de drogas, o de cómo la drogaban. Ella nunca ha sido usuaria habitual de estupefacientes. Su experiencia con ellos en los rodajes se dio porque las propias productoras o distintos actores se las ofrecíanpara desenvolverse mejor durante la grabación.
¿Qué podía ocurrir si se negaba? Según su versión se dieron casos en los que se le amenazó conmarcharse a casa sin cobrar. Este era el mayor condicionante. Por supuesto, Sabrina no entró en el mundo de la pornografía por gusto, ni era una pasión que tuviera dentro de ella como una especie de vena artística, una versión que sí se vende habitualmente en televisión. En este caso el consumo de drogas y estaba condicionado por una necesidad económica.Las productoras estaban aprovechando esa situación para conseguir que ella hiciera lo que la empresa quería.
Al preguntar por los argumentos que utilizaban para convencerla, más allá del chantaje, cuenta que decían lo siguiente: si tomas esto, te vas a soltar durante la grabación.
Mediante ese tipo de prácticas se consiguió que hiciera cosas que, según su versión, no habría hecho en condiciones normales. Ha llegado a afirmar que se ha visto en películas y no se ha reconocido. Sin embargo, nunca ha puesto una denunciaen este sentido, porque tiene la sensación de que no va a ser útil para nada.
Existe un concepto que podría explicar el caso: la sumisión química. Así lo define Efesalud:
La sumisión química consiste en la administración de una sustancia que anula la voluntad de una persona para facilitar la comisión de delitos, bien sean agresiones sexualeso robos. (Lee el contenido completo en Efesalud.)
“Me violaron y no pude hacer nada”, el caso de Laura
Una experiencia semejante le sucedía Laura, también nombre ficticio, según me narraba en La Sexta, donde contaba como grabó su primer vídeo engañada bajo los efectos de una drogaque ni pudo identificar ni tuvo consecuencias legales para la productora en cuestión.
Pero el caso de Sabrina va más lejos porque también vio que estaban presentes en distintos eventos relacionados con el negocio más allá de los rodajes, cuando su caché y relevancia como actriz porno empezaron a crecer.
Es algo que yo mismo me encontré durante mi etapa como redactor en una revista pornográfica. El uso de las drogas estaba muy normalizado, tanto blandas como duras, pero generalmente eran drogas depresoras. Durante esa etapa dentro del porno, que sería a finales de 2015, me llegaron unos mensajes de Whatsapp. Venían de una actriz profesional que se fue a Budapest a grabar una temporada.
“Nos pusieron esas cámaras en los vestuarios y los baños. No sé qué pensaban grabar… ¿Qué querían? ¿Ver cómo nos metíamos la raya?” Entrevista para Escúpelo: crónicas en negro sobre el porno en España
Budapest es algo así como la meca del porno en Europa. En el caso de las chicas que se van al extranjero (sobre todo a Budapest) entra en juego lo que se llama model housesy los representantes de distinto tipo. A menudo se contacta con una de estas empresas y son ellas las que por medio de una comisión encuentran distintos trabajospara la chica y también le dan un lugar donde quedarse a dormir. También existe la alternativa de que ellas se busquen la vida y se alquilen un piso, por supuesto.
Pero en este caso fue la agencia de modelos la que se encargó de todo, y aquí entran otra vez las drogas. Budapest en ese momento estaba rodando un montón para Japón. Y Japón necesitaba un tipo de vídeos muy concretos en los que las chicas parecieran niñas. Evidentemente no eran niñas, eran mayores de edad, pero con aspecto infantil, sin tatuajes, ni piercings.
Lo que ocurrió es que no cuadraba ese aspecto que estaban buscando en ese periodo con el de la actriz porno que protagoniza la historia. Al final, tras una semana de espera, por fin la productora se puso en contacto con el piso y le ofrecieron un rodaje. Cuando el chófer vino a buscarla y la llevó al set, le ofrecieron unas pastillas, las cuales aceptó.
Aunque ella, a diferencia de Sabrina sí que tenía experiencia tomando este tipo de sustancias en distintas fiestas y eventos.
Las tomó antes de comenzar a grabar, sin que le explicaran qué eran, solo con el argumento de que se relajaría, pero en cuestión de minutos empezó a encontrarse mal. Lo que ocurrió después me llegó a través de mensajes de Whatsapp poco articulados y mensajes de voz que hablan de temblores, frío y de lo que podría identificarse como una sobredosis.
En lugar de llevarla a un hospital, los responsables le pidieron que se tumbara en un sofá y esperara a encontrarse mejor. Al final nunca fue a un hospital y no tengo constancia de que hubiera ningún tipo de consecuencia legal para la productora.
Como esta historia hay otras tantas que no llegan al público general. Sin ir más lejos, y nos vamos al otro lado del Atlántico; a principios de 2018 morían varias chicas bastante relevantes en la industria pornográfica, en algunos casos por sobredosis y en otros por suicidio, pero en ningún caso salieron investigaciones y nombres de empresas que distribuyen estupefacientes en los rodajes.