Se podría decir que la literatura erótica, a pesar de existir desde siempre, ha resurgido de entre las sombras, siendo ahora un género muy popular en la literatura contemporánea. Cada vez salen más títulos al mercado, ascendiendo en ventas. Se trata de una literatura en la que la mujer suele ser tanto la protagonista, como la principal consumidora.
El mayor ejemplo es la conocida trilogía 50 Sombras de Grey, con un éxito asombroso. Tras ser publicado el primer libro en 2011, esta serie vendió alrededor de 31 millones de copias a nivel mundial, además de establecer el récord como la edición de bolsillo de ventas más rápida de todos los tiempos, superando incluso a la serie de Harry Potter.
A raíz de esta conocida trilogía, se comenzaron a vender muchas sagas similares, todas con un mismo enfoque erótico y éxitos arrolladores. Los ejemplos actuales son numerosos: Ansia, publicado en abril de 2024, que en cuestión de dos semanas se encontraba entre lo más vendido de Amazon. Una corte de rosas y espinas, con ventas que superan las 35 millones de copias en todo el mundo, se cataloga como novela juvenil de fantasía, con numerosas escenas de contenido adulto. O el caso de Keeping 13, actualmente en el segundo puesto de “los más vendidos” de Amazon, que cuenta la historia del romance entre dos menores.
Hasta hace unos años este tipo de novelas era considerado un subgénero marginal, y a menudo se veía como ‘inapropiado’. Hoy se encuentra entre los más vendidos. ¿Cómo llegó este cambio?
La narrativa erótica, ¿pornografía, o no?
Este tipo de literatura se diferencia de la mera novela romántica, en que todos sus relatos tienen relación de manera directa o indirecta con el erotismo y el sexo de sus personajes. El aspecto central en estas novelas es el desarrollo de la sensualidad y sexualidad del protagonista. Entre las temáticas que se tratan se encuentran el placer sexual, la exploración del cuerpo desde el deseo y las diversas formas de sexualidad.
El impulso sexual adquiere una importancia culminante: esa ‘pasión irresistible’ es una emoción que toma las riendas en la vida del personaje, y se desarrolla en arcos narrativos conocidos como el “enemies to lovers”. Se podría decir que toda narrativa erótica cuenta con un importante objetivo: despertar y activar el deseo sexual del lector.
Si tenemos en cuenta que las mujeres son las principales consumidoras de este género, es frecuente que esta activación del deseo sexual se obtenga mediante fantasías típicas de la narrativa erótica, las cuales suelen contener a un hombre muy masculino, «perfecto», y a una mujer sumisa e ideal. Sin embargo, estas novelas no necesariamente cuentan con la mejor calidad técnica o narrativa, lo que les ha otorgado determinada fama entre los lectores de otros géneros.
Muchas mujeres partidarias de la novela erótica defienden que son historias de consumo rápido, con el simple propósito de entretener. No obstante, muchos otros se preguntan: ¿se podrían considerar pornografía este tipo de novelas? Todo un debate se organiza en torno a esta pregunta. Cuando hablamos de pornografía, lo primero en lo que pensamos son imágenes en revistas de Playboy, o páginas webs ya conocidas, asociadas a la industria pornográfica.
Nos podemos preguntar, por tanto: ¿qué es pornografía? Jaime Nubiola, filósofo, concluye que «son obras pornográficas aquellas que se hacen, se comercializan y se consumen como excitantes sexuales». No es una cuestión de qué se muestra en estas obras, sino con qué propósito se crean. Ahí es donde se encuentra el punto de nuestra reflexión. Walker Percy, novelista estadounidense, realizó un estudio más detallado y directo sobre este asunto. «La pornografía trata de modo completamente deliberado de evitar sexualmente al lector (…), sea lo que fuere la pornografía, no es literatura, ni siquiera mala literatura. Es otra cosa. Una cosa es leer comprendiendo y con placer lo que yo haya escrito y, otra muy distinta, que yo use palabras como estímulos que provoquen una determinada respuesta, eso sería una manipulación en la que el lector se convierte en un objeto. Aunque es la mujer en último término la degradada y usada como objeto». «Si escribo una escena -continúa- que es tan explícita sexualmente, o tan explícitamente violenta, que el lector se distrae, sea por estimulación, es decir, por excitación sexual, sea por asco o disgusto, he perdido entonces al lector y he fallado como novelista».
Del tabú a la exposición
El hecho de que este género haya surgido con tanta fuerza en el siglo actual, es indicador de una evolución social, con sus aspectos positivos. La evolución de nuestra sociedad refleja el cambio que ha habido en las actitudes sociales hacia la sexualidad y la expresión de la misma. Hoy en día, hay una mayor apertura hacia la exploración de temas que antes eran tabú o poco convencionales. Además, las redes sociales y plataformas digitales ahora cuentan como nuevos canales accesibles a la audiencia deseada, aumentando así el alcance y resonancia de esta narrativa.
Sin embargo, es sorprendente observar que muchos de estos títulos se venden en las estanterías catalogados como “literatura juvenil”, sin advertencias asociadas a lo explícito de su contenido. Tampoco es difícil encontrarlos en rincones online como Wattpad. Esta plataforma, que comenzó siendo un lugar donde publicar relatos personales creados por los usuarios, se transformó en el corazón de las historias eróticas de internet, incluyendo todo tipo de fantasías sexualizadas de fans sobre películas o personajes públicos. Algunas novelas incluso se popularizaron a tal nivel que saltaron al mercado con grandes ventas, como es el caso de After, una historia que comenzó en Wattpad y acabó convirtiéndose en una serie de cinco libros bestseller, que rompió récords de venta a nivel internacional, para después incluso estrenarse en cines.
El alcance de estas novelas es tal, que, sin ningún previo aviso, personas que no desean encontrárselo, no tienen modo de averiguar si su próxima novela contendrá escenas de este tipo o no.
Como sociedad, nos hemos liberado del tabú que tanto daño podía llegar a hacer… Pero ahora quizá deberíamos protegernos de la sobreexposición: ¿verdaderamente es sano que estas novelas se vuelvan tan populares? ¿no deberían catalogarse según lo que son: contenido explícito?
Entonces… ¿a favor o en contra de la literatura erótica?
Es difícil determinar si algo es “malo” o “bueno”, estar completamente a favor o radicalmente en contra, ya que las cosas no suelen encontrarse entre los polos de “blanco” o “negro”. Sin embargo, siempre cabe reflexionar sobre los posibles peligros de aquello que nos rodea; especialmente aquello que concierne a nuestra sexualidad.
¿Qué peligros puede traer esta nueva moda de la novela erótica? Primero, el hecho de que, de un modo similar a la pornografía online, estas narrativas se basan en un ‘ideal’ y no en una realidad. Es decir, en la vida real no existen los hombres perfectos, ni las mujeres ideales, ni las relaciones sexuales instantáneas sin comunicación. El placer sexual tampoco implica una felicidad absoluta, mucho menos un final feliz para siempre.
El sexo es humano, y todo lo humano involucra diferencias que se deben abordar con la comunicación y la atención. Y he ahí su belleza: gracias a esa comunicación es donde encontramos la verdadera conexión con el otro. No la conexión que se basa en una emoción potente pero pasajera, sino en una intimidad construida a base de conocernos, querernos y valorarnos.
Darle tanto poder y tanta importancia a la emoción, el impulso, y la pasión, es un juego peligroso. Muchas veces en la vida real estos tres ingredientes no duran más que un instante, y tampoco entienden de límites. Es importante distinguir entre “qué le apetece” a mi cuerpo y qué quiero yo verdaderamente. Mi proyecto de vida e ideales no siempre pueden coincidir con aquello que más placentero me sería.
Por otro lado, es bien sabido que leer es uno de los mejores ejercicios para la formación de imágenes y recreación de situaciones. Por ello, leer estas novelas no solo nos excita físicamente, sino que se mete de lleno en la dimensión cognitiva de nuestra sexualidad: la encargada de las fantasías sexuales, entre otras cosas. Leer puede erotizar la mente de forma muy potente, permitiéndonos fantasear con realidades excitantes. El problema empieza cuando esta fantasía nos aleja de nuestra realidad, como por ejemplo situaciones comunes en la literatura erótica como las infidelidades o los clichés del hombre “malo” perfecto.
Estas fantasías también pueden implicar comportamientos sexuales de riesgo, con consecuencias reales para nuestra sexualidad. Entre ellas, algunas prácticas populares gracias a 50 Sombras de Grey como el sadomasoquismo; u otras más desapercibidas como la dependencia emocional. Si al final se prioriza la pasión y la emoción por encima de otros factores, no es sorprendente acabar en relaciones en las que el erotismo florece, pero la intimidad se desprecia, y el cuidado por la persona en su totalidad se ignora.
También cabe reflexionar sobre el propósito de los autores en la creación de esta narrativa. El título de un libro de Lupe Batallán lo resume bien: «No es revolución, es negocio». Si lo que estos autores buscan crear son novelas de consumo rápido, se puede intuir que su primera prioridad quizá no sea el cuidado de la sexualidad de quien lo lee; sino el beneficio económico que se obtiene de un negocio en el que el público devora el producto rápidamente. Al fin y al cabo, el sexo siempre vende, y no podemos perder esa realidad de vista.
La reflexión no ocupa lugar
Reflexionar sobre las modas, nuestra sociedad y lo que es saludable para nosotros nunca está de más. Especialmente en el entretenimiento, cabe preguntarnos dónde se encuentra la línea entre el simple “arte”, el mero “entretenimiento”, y un consumismo poco productivo.
¿Con qué intención leemos las novelas eróticas? Si sabemos que buscan la excitación sexual del lector, ¿qué puede resultar beneficioso de esta excitación?, ¿se trata verdaderamente de un mero entretenimiento?, ¿o va más allá de lo que deseamos admitir?
Y si lo que buscamos es “mejorar nuestras vidas sexuales”, como muchos argumentan, ¿no habrá formas más sanas y realistas de mejorarlas, que incluyan por ejemplo la conexión con nuestra vida, favoreciendo su riqueza; en vez de buscar otra historia mucho mejor e idealizada?
Como siempre, invitamos a darle una vuelta…
Referencias:
Revista Forbes. https://forbes.es/up-down/6308/50-sombras-de-grey-en-cifras/
Nubiola, Jaime. Erotismo y pornografía (2003). https://www.researchgate.net/publication/242611338_Erotismo_y_pornografia
Diario ABC
https://www.abc.es/cultura/libros/20130223/abci-continua-boom-literatura-erotica-201302221345.html
https://www.abc.es/cultura/libros/abci-libros-eroticos-sexo-pornografia-201211270000_noticia.html
Puerta, Antonio. Gafas para entender el arte moderno. De Manet a Banksy.
Imagen portada: Pixabay