El otro día hablando con una compañera sobre el tema de las consecuencias de la pornografía en la pareja, me comentaba: “Es que no entiendo como una persona puede quererme, desearme y tener relaciones sexuales conmigo y que a la vez necesite estar masturbándose con otras chicas; es como si me pusiese los cuernos”.
Una gran cantidad de estudios muestran cómo las relaciones de pareja se pueden ver afectadas por el consumo de pornografía. En concreto a las mujeres las hace sentir inseguras, les genera dudas sobre su cuerpo y sobre la calidad de las relaciones, como se ha visto en el estudio publicado en 2015 en la revista Sex Roles.
“Claro todas tienen esos cuerpos tan perfectos…” “Al final yo acabo pensando que no le gusto o que no le satisfago”
La manera de vivir la sexualidad y de conseguir el placer en el ser humano es mucho más compleja que lo que nos venden los vídeos pornográficos. La pornografía no nos enseña a relacionarnos mejor de forma íntima o afectiva, nos dificulta un conocimiento sano sobre nuestra sexualidad y sobre el de nuestra pareja.
Parece lógico entonces que algunas mujeres como mi compañera se sientan traicionadas y frustradas llevándoles a confiar menos en sus parejas y a cuestionarse aspectos sobre la relación. En consecuencia como se ha visto en el estudio de Bergner and Bridges (2002) se producen dificultades en la satisfacción sexual y en la relación en general de las parejas si los hombres siguen actuando de esa manera.
Alejandro Villena, psicólogo.