En los últimos años ha surgido una nueva forma de relacionarse, cuyo nombre oficial podría ser “amigos con derechos”, y de modo más vulgar es lo que otros llaman amigovios, follamigos o amigos con derecho a roce. Probablemente, si tienes más de 40 años, estos nombres no te digan mucho o te parezcan la típica moda pasajera. La realidad es que es mucho más común de lo que se piensa. Un estudio en Estados Unidos prueba que es una experiencia bastante extendida en los jóvenes, sobre todo en la etapa universitaria (García & Soriano, 2016). En consecuencia, ha despertado especial interés no solo en las personas que buscan este tipo de contacto, sino también en los investigadores.
Este nuevo concepto se suele definir como un vínculo que integra dos tipos de relaciones, amistad e intimidad sexual, eliminando otros factores: emociones, vínculos afectivos, etc. (Braithwaite, et. al., 2015). Es una combinación entre la intimidad psicológica propia de la amistad y la intimidad física que caracteriza una relación de compromiso (García & Soriano, 2016). En otras palabras, son personas que ya tienen una relación establecida que buscan satisfacerse en el plano sexual, sin involucrarse afectiva y emocionalmente. No existen las citas, la expresión de afecto en público, ni los detalles característicos de cualquier relación de novios. En ciertos casos la relación es exclusiva, pero en la gran mayoría, es difícil mantenerlo así y terminan involucrándose con otras personas. Lo curioso es que se ha descubierto que muchas veces, incluso desde el inicio, uno de los dos involucrados se vuelve emocionalmente dependiente del otro y este no es correspondido.
En un estudio realizado en Florida State University, se identificó que un 25% de hombres desean que la relación sea oficial, aunque usualmente son las mujeres (40%) las que esperan un mayor compromiso (Braithwaite, et al., 2015). Existen personas que inician este tipo de relaciones y las aceptan, pensando que más adelante se convertirá en una relación romántica, pero los resultados sostienen que solo ocurre en un 10% y 20% de los casos (Bisson & Levine 2009; Eisenberg et al., 2009). Para los que no consiguen ese ideal, terminan dejando de un lado su intimidad y quedan como amigos. Esa amistad resulta complicada e incómoda, razón por la cual la relación de amigos con derechos se describe como menos satisfactoria emocional y sexualmente, en comparación a una relación romántica tradicional. (Braithwaite, et al., 2015; Lehmiller et al., 2014; Owen & Fincham, 2012).
Una vez más se confirma, que la satisfacción a corto plazo resulta una prioridad para la sociedad. Uno de los principales mercados en aprovecharse de esto es, por supuesto, la pornografía. Para ellos, no hay límites en lo que respecta a las relaciones sexuales, y tal como en los amigos con derecho, despojan la intimidad sexual de su componente emocional. Esto es bastante incompatible con el hombre y la mujer, ya que no existe sexualidad sin la consideración del apego. El apego es eje del desarrollo afectivo y emocional de las personas (García & Soriano, 2016); intentar suprimirlo tendría un efecto directo en el bienestar del ser humano.
Los amigos con derecho tienen un fácil acceso al sexo, y las consecuencias pueden ser de diverso grado. En primer lugar, se da carta abierta a comportamientos sexuales o prácticas de riesgo, ya que el nivel de confianza depositado en un individuo con el cual has tenido años de amistad es mucho mayor. Existe correlación entre las actitudes sexuales permisivas, el embarazo no deseado y la transmisión de enfermedades (Omori, et al., 2011). Hay estudios que revelan que los sujetos involucrados creen saber todo acerca de la historia sexual de su amigo/a, lo cual disminuye la percepción de riesgo de contraer una enfermedad y se evita el uso del preservativo (García y Soriano, 2016). En esta misma línea, la promiscuidad de estas relaciones, junto con la desprotección, potencia el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual. Estudios como el de Lehmiller, Vanderdrift, Kelly (2011), prueban que la poligamia es habitual en las personas que sostienen relaciones de amigos con beneficio o con derecho. Tal como sostiene Fernandez- Dávila y De Olalla (2007), en estos encuentros sexuales se proporciona una sensación ficticia de seguridad, obstaculizando la adopción de conductas preventivas.
Gracias a diversos estudios se ha logrado concluir que, en los escenarios contemporáneos de relaciones sexuales, existen importantes cambios y consecuencias a tener en consideración. Los amigos con derecho representan un claro ejemplo de la metamorfosis actual (García & Soriano, 2016), una relación intermedia entre el sexo casual y el romance, que trae consigo una especial vulnerabilidad. Los riesgos inherentes, asociados a la búsqueda de placer y la ocasionalidad, corroboran que este tipo de relaciones tiene implicaciones sociales y de salud, que es bueno -al menos- conocerlas.
Fuentes:
Braithwaite, S. R., Aaron, S. C., Dowdle, K. K., Spjut, K., & Fincham, F. D. (2015). Does pornography consumption increase participation in friends with benefits relationships?. Sexuality & Culture, 19(3), 513-532.
García Serrán, H., & Soriano Ayala, E. (2016). “Amigos con beneficios”: salud sexual y estilos de apego de hombres y mujeres. Saúde e Sociedade, 25, 1136-1147.
Omori, K., Zhang, Y. B., Allen, M., Ota, H., & Imamura, M. (2011). Japanese college students’ media exposure to sexually explicit materials, perceptions of women, and sexually permissive attitudes. Journal of Intercultural Communication Research, 40(2), 93-110.
Lehmiller, J. J., VanderDrift, L. E., & Kelly, J. R. (2011). Sex differences in approaching friends with benefits relationships. Journal of Sex Research, 48(2-3), 275-284.