Pornografía infantil

Ni en pintura

Los datos hablan, a veces gritan, y en ocasiones, lloran. Los seres humanos nos acostumbramos a todo, incluido las noticias diarias sobre pornografía infantil, detenciones, ordenadores incautados con miles de imágenes… Añade en los puntos suspensivos el adjetivo que muestre semejante horror, si existe.

Un reciente artículo nos sitúa sobre la dura realidad:

1 de 5 menores

ha sufrido violencia sexual en Europa

1 de 3 menores

ha sido obligado a realizar algún acto sexualmente explícito en Internet

%

de la pornografía online es pornografía infantil

La nota positiva es que algo se está moviendo. El Parlamento Europeo acaba de aprobar un informe, que se transformará en ley, con el objetivo de prevenir, detectar y denunciar cualquier abuso sexual a menores de edad. También quieren asegurarse de que los sitios pornográficos tengan sistemas adecuados de verificación de edad, como recientemente solicitó nuestra asociación, junto con la Oficina del Parlamento Europeo en España, a través de la campaña Generación XXX.

(1) Foley, 2006; Gorman, Monk-Turner, & Fish, 2010; “Harm being done to Australian children,” 2016; Hamilton-Giachritsis, Hanson, Whittle, & Beech, 2017

Las palabras importan

Material de abuso sexual infantil

La expresión ‘pornografía infantil’ se queda muy corta. En realidad, hablamos de toda representación, por cualquier medio, de un niño/a dedicado a actividades sexuales explícitas, reales o simuladas, o toda representación de las partes genitales de un niño/a con fines primordialmente sexuales. De ahí el acrónimo MASI, Material de Abuso Sexual Infantil. Hay diferentes niveles de gravedad de los abusos cometidos, desde la pura representación hasta agresiones graves.
Estos contenidos a veces no retratan a un niño real, pero sí representan gráficamente a niños sexualizados o el abuso sexual de menores, e incluye dibujos animados o imágenes generadas por la Inteligencia Artificial, entre otras. Aunque no implique un daño real a un menor concreto, abre la puerta a un futuro oscuro.

Puede ser utilizado en la captación de menores para su explotación.

Sostiene un mercado de abuso sexual infantil.

Permite una cultura de tolerancia frente a la sexualización de niños, niñas y adolescentes.

Cuatro ideas básicas

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No consentimiento

Las personas menores de edad no pueden dar su consentimiento sexual.

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Dobles víctimas

El MASI provoca la revictimización de los menores. Son representaciones de delitos reales contra menores de edad.

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Pérdida de control

Cuando se distribuyen imágenes sexuales online, es casi imposible destruirlas o frenar su acceso en Internet.

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Vulneración de derechos

La obtención de estos materiales supone una vulneración de los derechos de la infancia y adolescencia. Los menores se convierten en mercancía.

Informarse para formar

Peligro

Quienes consumen y producen MASI buscan acercarse a niños, niñas y adolescentes, tanto online como offline, con la intención de crear imágenes sexualmente explícitas de ellos.

Hay millones de imágenes de abuso sexual infantil en la red que se comparten en grupos y redes.

Impunidad

Puede dar en el consumidor una sensación de impunidad por el acceso a miles de imágenes pornográficas de menores, incluyendo vídeos a tiempo real.

El MASI adopta muchas formas de violencia sexual infantil.

¿Y qué puedo hacer yo?

No compartas

No compartas el enlace, vídeo, imágenes, o cualquier cosas que te encuentres. Eso solo hace más daño a la víctima y te conviertes en una persona que difunde ese material, aunque sea con intención de denuncia.

Tampoco lo difundas en grupos de mensajería instantánea y/o redes sociales.

Denuncia

Puedes denunciar ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y en el caso de residir en España, por ejemplo, a través del Canal Prioritario de la AEPD. Denunciar una cuenta en una red social no es una denuncia formal. Lo mejor es enviar el enlace de la cuenta junto a una explicación a las autoridades competentes.