Los datos no se discuten, se comprueban. Esta elemental advertencia la hemos querido corroborar en diferentes artículos y estudios sobre uso y contenido de redes sociales, entre jóvenes españoles y de otras partes del mundo.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), prácticamente el 100% de los menores accede de manera habitual a las nuevas tecnologías y las redes sociales.
Entre los jóvenes, más del 90% tiene perfil en redes sociales, y de ellos, más de la mitad tiene una media superior a 250 contactos. El problema es la calidad, ya que no conocen a todos aquellos que les siguen. Se trata de un estudio de Mapfre y la FAD, 2018, “Jóvenes en el mundo virtual: usos, prácticas y riesgos”.
Los like, en horas bajas
Para empezar, no es like todo lo que reluce, aunque es evidente que el gusto por gustar está muy dentro de cada uno de nosotros, y la vanidad es parte de nuestro adn.
Pero hay datos reveladores: En España, uno de cada cinco likes es un bot, según la agencia de influencers Human 2 Human. Por otra parte, como ya adelantó Instagram a través de un tuit (sí, no a través de un post) el pasado 19 de julio, han comenzado a ocultar el número de visualizaciones de vídeos y de likes en algunos países, entre los que de momento no está España.
Un ejemplo ilustrativo, y cómico, de que no siempre las redes son el no-va-más, fue el caso de Arii, la influencer con 2,6 millones de seguidores que lanzó una colección de camisetas, sin ser habitualmente creadora de contenido en torno a la moda, y solo vendió 36.
La pornografía, a lo suyo
Las redes sociales son, desde el comienzo, un terreno abonado para la difusión de la pornografía: mensajes, vídeos breves e imágenes campan a sus anchas en medio del ciberespacio, con apenas regulación y donde Snapchat, Instagram y Twitter, por citar algunas, dejan en general todo tipo de contenidos.
Pero una vez más, los datos son elocuentes. Más de la mitad de las mujeres millennials que utilizan redes sociales han recibido alguna vez una imagen explícita de cuerpos de hombres desnudos, según una encuesta realizada en 2017 por la consultora internacional YouGov. La misma encuesta encontró que más del 75% de las destinatarias de estas imágenes no habían pedido que les mandaran esos desnudos.
Según Gail Dines, una autoridad en el estudio de la pornografía, en un artículo en Boston Globe, las chicas cada vez utilizan más las redes sociales para selfies con una pose sexualizada, sobre todo en Snapchat, donde la imagen desaparece una vez vista. Sin embargo, dichas imágenes pueden ser guardadas en una carpeta oculta del propio móvil.
Por último, un consejo: si quieres saber más sobre configuraciones de seguridad, privacidad y control parental en las aplicaciones de moda, te ofrecemos una web que ofrece herramientas útiles: https://www.is4k.es/
Los videojuegos abren otras puertas
El mundo del videojuego es amplísimo y una fuente de entretenimiento colosal. A la vez, tiene mucho en común con la actual pornografía, en el plano neurológico y en la creación de hábitos. En ambos casos, la recompensa es buscada con la continua estimulación. Y si uno se encuentra aislado, solo en habitación, las posibilidades crecen y crecen. Y la variedad, a golpe de clic, no tiene fin.
La Universidad de Stanford presentó recientemente un estudio en profundidad realizado con una muestra de 20.000 jóvenes, y dirigido por el psicólogo Phillipe Zimbardo. La conclusión era elocuente: la pornografía se consume como “descanso” mientras se juega, y la media de dicho “descanso” era de dos horas a la semana.