Ofrecemos otros diez síntomas, que completan los del post anterior. No dudes en pedir ayuda si te ves reflejado: la experiencia siempre lo aconseja. Intentarlo solo es meritorio y encomiable, pero habitualmente poco eficaz.
1. El apetito sexual con la pareja ha descendido últimamente o, si no tiene pareja, no tiene intención de buscarla; en cambio la actividad sexual con la pornografía sigue cada vez más activa.
2. Tener problemas para masturbarme sin recurrir a pornografía.
3. Proponerse en alguna ocasión dejar de consultar estos contenidos y volver a recaer una vez más.
4. Realizar conductas delictivas como buscar contenidos de pederastia, o hacer fotografías voyeuristas sin el consentimiento del fotografiado.
5. En ocasiones, reconocer que se tiene un problema con la pornografía y sentirse mal por ello pero no conseguir dejar de consumirla.
6. Tener que borrar el historial de navegación de mi ordenador o móvil cada vez que alguien lo va a utilizar por temor a que vean el consumo de pornografía.
7. No sólo preocupación porque sepan que uno consume pornografía, sino la clase de pornografía que se consume (menores, asiáticas, zoofilia, ancianas,…).
8. Tener gastos relacionados con la pornografía que van en aumento (membresías, pago por webcam eróticas en directo,…), suponiendo una cantidad significativa.
9. Tener dificultades para estar un día entero sin consumir algo de pornografía.
10. Pensar que el consumo de pornografía no es un problema y que es incluso más saludable que el sexo real.